martes, 17 de noviembre de 2009

Eso mismo.

algo que no ate
algo libre
algo así como tantas cosas que danzan y se abrazan en un aire ínfimo
porque sí señores, la libertad atrapada y terriblemente masticada por tantas bocas que aprisionadas por su propia realidad enloquecen con un sin fin de promesas
Pero esta noche, en este circo verán lo inimaginable, lo increible, lo fisicamente y psicologicamente imposible que
no tiene que ver con las anfetaminas consumidas
es un tanto irónico pensar que de casualidad se concreta lo inconcretable en las promesas abandonadas
(Aurelio destapa la jaula y no hay nada, detrás del telón tres trapecistas a medio vestir y un payaso con los zapatos sucios se desempolva la nariz mientras mira desconcertado. El público enmudecido y un niño que se pica la nariz con un palo de un algodón de azucar devorado)
Aquí esta señores (abre la reja y un chirido de fierros oxidados llena la carpa).
Silencio.
Una pequeña desteñida con el pelo como la miel se para y mira alucinada, en el reflejo de sus ojos se podía apreciar los colores mezclandose en la retina, como una danza colorita bien bailada.
Sus piesesitos se elevan del suelo mientras al público hipnotizado se le va cayendo la mandibula uno a uno haciendo música ósea.
Y es que como nadie lo ve, entre la niebla dónde danza la tierra.
Las corcheas nos levantan y de casualidad, sólo de casualidad.

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