lunes, 5 de abril de 2010

Té da de pensar.

Desde que hace algunos segundos que dejé el té enfriando sobre el diván me cuestiono si fue una buena opción dejarlo ahí... siempre pasa algo inesperado desde un vientecillo loco hasta una sentada veloz y paf derrame en fin sin quererlo y queriéndolo así, esperaré a que enfríe, la hierba humedezca e impregne de verde toda agua,sin oxidarla claramente.
A tiempo iré a buscarlo.
Camino lento sobre las baldosas jugando a no pisar las lineas mientras tarareo a Víctor recordando a Amanda y sus andares críticos por esta vida que me lleva con desgano una cierta revolución evidente desde mis ojos hasta las manos de todo quién vive contra corrientes feroces y aún así no es notado, remunerado, merecido y regocigado por lo que fuera un abrazo de justicia, una gota de verdad.
Desaprecidos aún no aparecidos, familias sin terminar y tantas injusticias tapadas con parches como hoy en día, como los mismos esquemas reaparecen de nuestras mismas manos al hermano, al vecino, al loco que miró feo y quién anda alcoholizado por las calles se oculta.
De pronto ensimismada vuelvo por mi té, frío de tanto pensar que hoy en día en nuestras manos se muere el mundo, humanidad , dictaduras en las calles y la libertad arrebatandonos los sueños que aún se permiten soñar.


Lejos de esa regla
sigo soñando
en la humanidad, la vida misma
empezar uno en uno
hasta el mayor que tan lejano sonríe
(falsamente).

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