lunes, 14 de junio de 2010

Y me vuelvo humo, tan ligera como el viento danzando por el breve espacio entre tu pecho recostado que en un suspiro adentro, dónde los problemas ya no tiene ritmo me muevo por entre tu piel, el viento que sopla y yo aquí adentro en el regocijo pleno dónde el tic-tac del reloj jamás llegó.
Como un árbol que raíces echa en el suelo nos enrollamos creciendo a frías lluvias de invierno, cálidos atardeceres del tiempo y la vida misma del instante a este momento.
Te miro de un fijo modo que no despejo mis ojos aún si pestañeo, a veces pienso si sueño con un sueño dónde estamos soñando despiertos mirando a un cielo que no esta ahí pero estando nos tiende sus brazos y nos mecemos entre un par de nubes que de un arcoíris se fugaron.
Es increíble la manera como te has adueñado de cada pensamiento, aferrándome me encuentro al recuerdo cuando no te tengo cerca, viviendo tus versos cuando de tu mano vuelo.
Me he echo de enemigos que siempre estuvieron inmóviles, tiempo que marchita atormentado por frías necesidades de un futuro común que dicen será puerta de mi libertad... pero la libertad no me sirve si al sistema me ata cada vez más dónde no quisiera estar por siempre, mi pies corren más allá del cemento húmedo de la Zona central se van a la tierra que mojada de hojas llena los pastizales.
¿y si mañana ya no queda nada?
Todo lo que fue para mañana se habrá ido.

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