lunes, 8 de febrero de 2010

Intermedios

Yo sabía que escondía algo en su ojo izquierdo, yo sabía que tenía tantos nombres ocultos como girasoles en la piel pero él no decía nada simplemente se sentaba en la esquina del parque dónde llega la sombra quitándose el sombrero, sereno, sin prisa sacaba su libro y no hacía nada más que leer como si estuviera solo, como si yo no estuviese en el árbol del frente haciendo la misma parafernalia para disuadir lo obvio.

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