miércoles, 26 de agosto de 2009

El arte de no pensar lo pensable.

Pedazos de fotos rotas,
el rincón preciso.

La voz desconocida que anuncia el arribo a la estación.
Nota: 9:56 Am, se les recuerda todos deben descender del tren por su atención...
y ahí quedó como publimetro en el suelo después de leer.
Increible, nunca lo creí porque es in creíble.

Peculiares colores provenian de una chaqueta,
miradas incesantes, olor a pachulí mareador
y cuestiónes varias.

Imagenes iban, venían,
se quedaban a tomar té pero se iban al fin y al cabo
se iban en el río místico de la alucinacion.
Praderas extensas con elefantes sobre taco alto,
gente rodando colina abajo intentando guardar
rayos de sol en caja, ideal para el invierno.
Hojas multicolor escarbaban el pasto,
yo, callada.
El silencio otorgaba una expresion más espectante.

Aardecer en mis pupilas, si, me lo robé.

De los días y de las semanas,
instantes inesperados, interesante.

La gente debería bailar porque sí, en cualquier parte.

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